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MUERTE DEL LIBERTADOR ITURBIDE

Estando en el exilio, Iturbide recibía mucha información de México, además de enterarse de lo mal que estaban haciendo las cosas los que tomaron el gobierno luego de instaurar el sistema republicano, también se enteró del plan de reconquista que España preparaba con apoyo de la Santa Alianza europea.
El 13 de febrero de 1824 escribió Iturbide al Congreso mexicano su decisión de regresar para apoyar al pais como militar contra las intenciones de reconquista españolas.
A ningún diputado se le ocurrió contestar la carta de Iturbide, ni de informarle que se le negaba la entrada al pais. El Congreso simplemente decretó el 7 de mayo de 1824 que sele declaraba fuera de la ley, enemigo del Estado y que cualquiera podía darle muerte.
Iturbide regresó a México el 15 de julio de 1824 sólo para ser capturado, pues ignoraba que hubiera un decreto nombrandolo enemigo, y que cualquiera podía darle muerte.
Ante el pelotón que iba a consumar este injustificado asesinato, Iturbide pronunció las siguientes palabras:
"Mexicanos: en el acto mismo de mi muerte, os recomiendo el amor a la patria y observancia de nuestra santa religión, ella es quien os ha de conducir a lagloria. Muero por haber venido a ayudaros y muero gustoso, porque muero entre vosotros, muero con honor, no como traidor, no quedará a mis hijos y su posteridad esta mancha, no soy traidor, no. Guardad subordinación y prestad obediencia a vuestros jefes, que haciendo lo que ellos osmanden, cumpliréis con Dios. No digo esto lleno de vanidad porque estoy muy distante de tenerla"
Fue fusilado a las 6 de la tarde del 19 de julio de 1824. Al día siguiente fue cristianamente enterrado en Padilla, Tamaulipas, lugar donde terminaron con su vida.
La esposa de Iturbide, Ana María Huarte lo había acompañado de regreso a México, pero mietras esperaba en el barco noticias de él, sólo recibió un rosario, un reloj y una carta que el infortunado Libertador había pedido le llevaran luego de su muerte.
En su sensible y póstuma carta, Iturbide pedía a su esposa que llevara a sus hijos a una nación donde pudiera educarlos, pues no podrían quedarse en México.
Ana María Huarte y sus hijos se dirigieron a Estados Unidos.
El 21 de marzo de 1861 a la edad de 79 años falleció Doña Ana Maria Huarte y fue enterrada en Filadelfia en el cementerio de la Igesia de San Juan Evangelista.