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ITURBIDE EL CONSUMADOR

¿Es México en verdad independiente desde 1810?

La única respuesta es no.

¿Cabe entonces que de manera oficial se cuenten 200 años de aquel logro para que ahora se impulse de manera gubernamental un festejo bicentenario?

La única respuesta es no.

Hace 200 años, en una madrugada del 16 septiembre afuera de la parroquia en el pueblo que toma su nombre de la Virgen Dolorosa, un sacerdote convocó a los pobladores mestizos y a algunos militares conspiradores criollos a tomar presos a los españoles moradores del lugar.

Ese acto se repite actualmente la noche del 15 (mal cálculo calendárico pero efectivo para hacer fiesta) pero ahora lo encabeza el poder Ejecutivo de cada población.
Un gobernante emulando a un sacerdote, quien por cierto no estableció bases jurídicas para su movimiento ni alcanzó a liberar a nadie de la sujeción colonial.

¿Por qué celebrar entonces un intento? Sangriento y faltó de sustento jurídico, de espíritu de unión. Convocó a unos contra otros, habitantes todos de un mismo suelo.

En este país tan laico…
- en donde el Congreso Nacional (sede identificada también como San Lázaro) descansa en Semana Santa
- donde la Universidad Nacional Autónoma de México descansa el 12 de diciembre por ser día de la Virgen de Guadalupe
- cuya bandera ostenta orgullosa el símbolo religioso fundacional de un milagro de la cosmovisión mexica dictado por su dios Huitzilopochtli
- cuya ciudad capital tiene el record Guiness por tener el árbol de Navidad más alto del mundo (pieza conmemorativa del nacimiento de Jesucristo)
resulta que el presidente, los gobernadores y los presidentes municipales, repiten parte del evento del sacerdote de la Parroquia de Dolores, pero no el día 16 de septiembre como ocurrió, sino el 15 como lo estableció Don Porfirio Díaz para que coincidiera con su cumpleaños, y obedientemente así se quedó.

Que gran polémica puede provocar el tema de Porfirio Díaz, sin embargo, entre otros legados, esto de hacer la fiesta desde el 15 se le reconoce en la práctica como buena idea.

¿Qué país del mundo alcanzó su independencia a partir de un grito afuera de una parroquia? Solo México.
Aunque eso no lo creen todos.
En ciertos libros editados en el extranjero, cuando se mencionan las fechas cívicas de los países latinoamericanos, para Guatemala por ejemplo se establece el 15 de septiembre de 1821, fecha de su efectiva consumación, independizándose económica y jurídicamente. Y así lo sostienen firmemente en su propia bandera.
En cambio, esos libros extranjeros, para México señalan el 15 de septiembre como día del Grito. No como el de la independencia, solo como el del Grito.
Y hacen bien.
Ni el 15 ni el 16 de septiembre de 1810 se independizó México de España.
Ni el grupo que comenzó esa fase fue el primero en intentarlo, ni fue tampoco el que lo logró.

Para comenzar podríamos revisar desde el siglo XVI nombrando a Cuauhtémoc, quien estando preso por Hernán Cortés, fue asesinado el 28 de febrero de 1525 en las Hibueras como castigo por planear la liberación de su pueblo y la muerte del conquistador.
También podríamos mencionar al mismo Cortés como el primero en soñar con encabezar la Independencia jurídica y económica de nuestro país. Sino tuvo esas verdaderas intenciones, al menos de eso si se le acusó en la realidad, y para defenderse de ello y otras cosas, fue citado ante el Rey de España en 1529.
Otro más sería su hijo, Martín Cortés, quien efectivamente lo planeó, no lo consiguió, sus acompañantes fueron sacrificados en 1566 y él fue desterrado al año siguiente. (Este hijo del conquistador murió un 13 de agosto, mismo día –años después- de que su padre tomara Tenochtitlan).

De modo que si México quiere festejar “intentos”, habría que contar desde ese entonces, y quizá estamos omitiendo muchos otros intentos previos o paralelos a los de estos personajes que anhelaban el mismo fin.
El grito debería ser el de dolor de Cuauhtémoc, ahorcado en el territorio del actual estado de Tabasco, y quizá ni así, pues solo sería la fecha de su muerte, y no de la independencia.

El famoso Grito que ahora cumple 200 años no independizó a nadie, ni quien lo emitió pudo ver su anhelo satisfecho, pues habiendo gritado en 1810, murió en 1811, y nuestro país siguió siendo dependiente.
Otros buscaron otras formas de conseguirlo, y a muchos de ellos se les reconoce en esa noche del 15 de septiembre.
Es durante el siglo XIX que se tienen a los próceres independentistas reconocidos y festejados. La primera etapa se identifica con Hidalgo y Allende, la segunda con Morelos y López Rayón, la tercera con Guerrero.
La última, la exitosa, le corresponde a Iturbide, pero esa no se festeja.

¿Por qué entonces en México no se festeja, intencionalmente, ni a los primeros luchadores por la independencia del siglo XVI ni al exitoso consumador Agustín de Iturbide?
¿Por qué es tan selectivo el altar oficial que calla a Martín Cortés (desterrado por intentarlo) o a Agustín de Iturbide (feliz consumador de tan anhelado tesoro)?

Y si hemos de centrarnos en el siglo XIX, y si con el intento bastara, entonces la gloria de padre de la patria le correspondería antes que a nadie al Lic. Francisco Primo de Verdad y Ramos, quien siendo síndico del Ayuntamiento propuso formalmente en septiembre de 1808 que el reino de la Nueva España se comportara política y jurídicamente como independiente de España. Y no lo hizo con armas ni de forma violenta o desorganizada. Lo hizo en el foro de la vida legislativa y política de su patria. Menos de un mes después, falleció en su celda.
De ese modo, 1808 sería el inicio, Primo de Verdad el padre de la Patria, y en 2008 hubiera sido el bicentenario.

¿Y que tal si se eligiera a un hombre que siendo regidor (junto con Primo de Verdad) pidió dicha soberanía desde 1808, conoció los eventos de 1810 y llegando hasta 1821 hubiera sostenido sus ideales independentistas, llegando incluso a firmar el acta de independencia oficial del 28 de septiembre de 1821?
Ese hombre, padre de la patria, sería el Lic. Francisco Azcárate, regidor compañero de Primo de Verdad, apresado junto con él por los mismos motivos, sobrevivió, mantuvo sus convicciones y apoyo la causa. En 1821 siendo adepto de la causa independentista y respetado por ello, fue convocado a redactar y firmar el acta.

Como puede verse, ya antes de Hidalgo hubo personajes de gran importancia que buscaron la independencia decididamente, por sus medios y en sus puestos (emperador capturado, marqués, segundo marqués, síndico, regidor), terminado unos muertos por la causa, otro desterrado por ella, y apenas uno sobrevivió para ver el éxito.

Ellos lo intentaron y casi todos murieron tratándolo. Ninguno es el padre de la patria.
Hidalgo lo intento y murió por ello sin conseguirlo. Él si es oficialmente identificado como el padre de la patria.
¿Qué diferencia hubo?

¿y porque no se considera abierta y oficialmente entre los grandes héroes al hombre que en menos de un año planeó, organizó y ejecutó la independencia?, Fue el que le dio nombre, ejército y bandera a un movimiento militar y jurídico formal, unificado y convocante que sin grandes derramamientos de sangre obtuvo lo que la colonia anhelaba para ser libre.
Fue el que si supo distinguir que el pueblo necesitaba la garantía de unión, para contar con el apoyo unánime en el camino de obtener la independencia.
Sus predecesores, de 1810 a 1820, especialmente Hidalgo y Morelos, discriminaban a los españoles morando en esta tierra como beneficiarios de dicha libertad, Hidalgo los persiguió, Morelos en su obra “Sentimientos de la nación” los dejaba como sospechosos sin Mercer trabajo. Ninguno de ellos respetaba su patrimonio.
En cambio Iturbide, en 1821, si supo convocar a todos los habitantes de esta tierra, sin importar donde hubieran nacido (Europa, Asia, África, América), para otorgarles el respeto a su patrimonio y la posibilidad de vivir en unión garantizada, representada en el color rojo de su bandera trigarante.
El blanco era la defensa de la religión católica (igual que lo sostenían Hidalgo y Morelos en sus ideales) y el verde la aspiración de independencia (otro ideal compartido con los próceres más vitoreados).

Ni Hidalgo ni Morelos pensaron en compartir la independencia con la totalidad de moradores de su nación. Exceptuaban a los españoles.
Ni Hidalgo ni Morelos se acercaron siquiera a una verdadera posibilidad militar de dominar la colonia, y mucho menos a una emancipación política.
Iturbide en cambio logró todo eso.
Ofreciendo las tres garantías representadas en los tres colores de su bandera (y que sigue siendo el distintivo cromático de nuestro lábaro patrio) incluyendo la unión como una de esas tres consagradas aspiraciones, logró en menos de un año comenzar, ejecutar y conseguir el éxito de su misión.

Fue un hombre que apostó por la unión como la llave del éxito, combinada con una atrayente y convincente convocatoria para adherirse a su meta, su visión y su misión (abrazo de Acatempan e infinidad de cartas a infinidad de mandos militares realistas diseminados en todo el territorio de la colonia), efectivos planteamientos jurídicos (Plan de Iguala), eficientes métodos militares (Ejército Trigarante), cautivadora y alegre manera visual de identificar su movimiento (bandera trigarante), adecuado acuerdos ante el representante del opresor muy convenientes al movimiento por él iniciado, en coherente secuencia al Plan de Iguala (Tratados de Córdoba), con escasos enfrentamientos bélicos (el último fue en Azcapotzalco el 19 de agosto de 1821), con una entrada triunfal hermosa a la capital de la extinta colonia (27 de septiembre de 1821) y emitiendo la auténtica acta de independencia de nuestra nación (28 de septiembre de 1821) estableciendo en ella que nuestro suelo se llamaría desde entonces “mexicano” y los pobladores “mexicanos”.
Al concluir la misión a la que estaba llamado en esta fase de su vida, expresó sabiamente:

“Ya sabeís el modo de ser libres, a vosotros toca elegir el de ser felices”.

La alegría de sus contemporáneos no era escasa ni parcial. Fue unánime y general.
Se estableció una regencia para el naciente imperio mexicano, y él fue electo para encabezarla. Después hubo una segunda regencia que quedó igualmente bajo su dirección por elección.

Urgió a la elaboración de una Constitución desde esas regencias, y por ello estipuló la necesidad de un congreso nacional. Un año después de emitir el exitoso Plan de Iguala, el 24 de febrero de 1822 quedó establecido el congreso formado por diputados que tenían la encomienda de redactar una constitución.

Esos diputados le fallaron a la nación y no lo hicieron.
Urgía y no la redactaron. Cobraron sin dar resultados.
Los diputados desatendieron lo más apremiante para el pueblo y su gobierno.

La complicada vecindad del Imperio mexicano con los ya independientes Estados Unidos de Norteamérica representaba un riesgo de expansionismo sino se completaba el proceso de establecer un gobierno, que aunque tenía la regencia, el trono seguía vacío.

No era Iturbide un hombre solitario en su idea imperial.
Todos los firmantes del Plan de Iguala compartían y aceptaban ese tipo de régimen para el gobierno independiente.
¿Algunos nombres de firmantes de dicho plan?

Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Antonio López de Santa Anna, Nicolás Bravo, Rafael López Rayón, Ramón López Rayón, Ignacio López Rayón, Manuel Rincón, Andrés Quintana Roo, José Manuel Herrera, José Joaquín de Herrera, puro héroe de ayer u hoy.

Estos hombres firmaron el Plan de Iguala en carácter de convencidos adherentes, apoyando en su contenido el régimen de imperio para la independiente futura nación.
¿Cómo le han hecho para que ahora se diga que “Iturbide quería ser emperador”? Como una intención individual, a espaldas de sus asociados en esta misión. Era un deseo común expresado legalmente en un texto firmado responsablemente por todos los héroes mencionados, entre otros.

Y pero aún, para salvar a dichos lustrosos personajes de ayer u hoy, se ha dicho que Iturbide se nombró Emperador.
¿Qué clase de historia nos quieren contar con esto de que un cura libera una nación con un grito, y luego otro que quiere ser rey simplemente lo dispone y lo consigue?
Que nación tan simple y fácil de liberar, y que simple y fácil de someter.

Y esas son algunas “verdades de bronce y libro de texto”.

Hidalgo con gritar nos independizó, e Iturbide por solicitarlo fue coronado.

Nada más falso.

El congreso mexicano ya establecido, presidido por el reconocido Valentín Gómez Farías, organizó la votación para elegir emperador y resultó electo Iturbide. Ahí están las actas, para eso sirven las actas del congreso, para que luego no se desdigan.
Por ciertas inconformidades en dicha elección se sometió la decisión a una segunda vuelta de votación, algo inaudito aun hoy en día en nuestro país, y volvió a salir electo Iturbide.

La gente suele creer (porque así se lo enseñaron) que Iturbide se autonombró o autoproclamó emperador. Nada más falso.
Ahí están las actas, conservadas en el mismo congreso que hoy rige nuestra vida legislativa, y por cierto, dichos documentos se han reproducido de modo que se pueden adquirir incluso en librerías del centro histórico de la ciudad de México.

Fue el pueblo y el gobierno que en mayo de 1822 quienes lo eligieron legal y abiertamente emperador. Hablando seriamente, esto implica que se aceptaba dicho régimen de gobierno para la nación y a Iturbide no solo como candidato, sino como el mejor candidato.

La coronación en Catedral Se llevó a cabo en julio de 1822.

Iturbide seguía cumpliendo sus tareas.
Antes como militar realista, luego como insurgente trigarante, luego como consumador de la independencia, después como cabeza de la regencia, y luego como emperador.

¿Y el congreso presidido por Valentín Gómez Farias y compuesto por innumerables próceres festejados actualmente?
Ellos seguían sin emitir la urgente constitución para la nación.

Mientras no se designaba un monarca, todos ellos estuvieron tranquilos respecto al camino político, y sin duda, albergando una ligera esperanza de llegar al trono.
Una vez que para alivio de la nación y para cumplir lo establecido en el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, entonces todos los que quedaron descalificados de la posibilidad de imperar en la nación, comenzaron las riñas políticas, ingreso a asociaciones secretas, establecimiento de bandos, cambios de última hora de monarquistas hacia republicanismo.

Este divisionismo destruyó la gran obra de Iturbide que ya había dado frutos excelentes. Le pegó donde más servía.
El elemento facilitador de Iturbide había sido la unión.
La novedad aportada por la inacción del congreso y la riqueza de partidos generó la desunión.

Habían estado de acuerdo en llegar a ser independientes, pero ahora se daban cuenta que no estaba de acuerdo en como vivir como nación independiente.

¡Qué razón tenía el consumador de la independencia y por tanto padre de la patria, cuando dijo:

“Ya sabeís el modo de ser libres, a vosotros toca elegir el de ser felices”

Los documentos oficiales, tanto del imperio como del congreso, denominaban a los años 1821 como el primero de la independencia, al 1822 como el segundo, y así sucesivamente.

Las agrupaciones políticas, el divisionismo, la tardanza del congreso en emitir una constitución, que era su privilegio y su obligación, el fomento de la desunión, redujo al intento de imperio a un desastre.

Menos de un año estuvo Iturbide en el trono del pais, por cierto, que aunque fue poco tiempo, resultó suficiente para que nuestra nación tuviera en su época su mayor extensión en toda su historia.
Desde …. Hasta …. Contando con la adhisión de …

En fin. Ahora la misma mayoría contenta con su independencia estaba descontenta conlas inteciones del proójimo en el terrono politico, y por l otanto, no les extrañaba la inacción legislativa.

Iturbide, quien logró juntar los corazon es de los mexicanos bajo el rojo color de la unión, veía venir el tiempo de la riñe entre hermanos, que podría derramar el mismo color rojo pero en la sangre del pueblo, por lo que antes que dirigir cualquier movimiento armado contra sus paisanos, prefirió abdicar al trono.

Sin constitución por parte del congreso, diferentes territorios decidieron separarse del impreio mexicano. La desunión de la clase politica genero divisionismo, esto provoco la caida de iturebide, y esta caisda motivo la separacion de territorios para formar nuevas naciones.

Es decir que sin iturbuide, los que hicieron tambalear el naciente imperio no supieron sostener lo que quedaba.
Pronto se lanzaron a un fraticidio matandose entre facciones.
El cambio de sistema de gonierno hacia un regimen repuiblicano trajo consigo la matanza de presindetes o ex presindentes, y lo que en su tiempo se usaba, de vicepresindentes.

Algun dia de 1824 cuando Iturbide regre´so al pais, fue fuslado en tamaulipas